En una Facultad de Medicina, el profesor responsable del curso de Salud Comunitaria le encargó a sus alumnos del primer año de estudios que realizaran trabajos monográficos individuales basados en los temas tratados en las clases.
Una vez cumplido el plazo establecido, los estudiantes entregaron sus trabajos. Uno de los alumnos había preparado un ensayo sobre estrategias de prevención de infecciones de transmisión sexual. Al revisarlo, el profesor advirtió en el texto distintos estilos de redacción: mientras que la introducción estaba redactada en primera persona, en la sección siguiente se había adoptado un estilo impersonal de escritura. Esto le generó sospechas sobre la originalidad del trabajo.
Para despejar sus dudas, el profesor decidió tomar al azar algunos segmentos del texto y los introdujo en un buscador de internet, encontrando que la mayor parte del trabajo provenía de dos páginas web, las cuales no aparecían citadas como fuente de la información.
*Caso ficticio
El profesor citó al alumno para conversar sobre su ensayo, y se sorprendió al notar que el joven no parecía estar consciente de que había procedido mal al haber tomado grandes segmentos de texto para simplemente “pegarlos” en su trabajo, obviando además citar a los autores y consignar las fuentes de la información. De hecho, el joven le contó al profesor que eso era lo que él y sus compañeros hacían habitualmente en el colegio durante la secundaria.
El profesor le explicó entonces al alumno que debía leer, entender e interpretar la información antes de emplearla para sus trabajos, que tenía que entrecomillar los textos tomados de otras fuentes, y citar además a los autores y trabajos consultados. También le indicó que no era apropiado tomar secciones enteras o grandes cantidades de texto, y le dio algunos consejos sobre cómo resumir y parafrasear la información.
Al comentar el caso con sus colegas de la Facultad, dos de ellos mencionaron que habían tenido que manejar situaciones similares en sus propios cursos. Juntos fueron a conversar sobre el tema con las autoridades de la Facultad, quienes decidieron convocar a los demás profesores para discutir en conjunto sobre las mejores maneras de promover una conducta responsable en las actividades académicas desde el Pregrado, y el establecimiento de políticas institucionales para manejar los casos de plagio y otras malas prácticas que pudieran presentarse a futuro.
Para reflexionar:
La manera en que el alumno elaboró su trabajo universitario, ¿constituye plagio, aún si él no era plenamente consciente de lo que estaba haciendo?
Si una persona “corta y pega” contenidos de internet para elaborar un trabajo académico, ¿es suficiente citar las fuentes de la información?
En relación con el plagio, ¿qué diferencias pueden haber entre “cortar y pegar” contenidos de internet, y tomarlos de fuentes impresas?
¿Qué podrían hacer las autoridades de aquella Facultad para promover una conducta responsable en las actividades académicas, entre los alumnos de Pregrado?
¿Qué políticas institucionales se podrían adoptar en esa Facultad para manejar y sancionar los casos de plagio?
¿Se puede afirmar que la disponibilidad de acceso a internet contribuye a que se cometa plagio (haciéndolo más facil)? ¿O esto ocurre más por factores personales (por la voluntad de plagiar)?