En un centro de investigación especializado en enfermedades infecciosas, se encargó a dos especialistas la elaboración de un proyecto para investigar los factores sociales que podían estar contribuyendo a la alta incidencia de casos de tuberculosis en algunas zonas urbano-marginales de una ciudad ubicada en una provincia peruana.
El responsable del estudio era un médico epidemiólogo con amplia experiencia en el tema, quien trabajó con un sociólogo en el diseño de la investigación. Luego de revisar la literatura científica disponible, decidieron realizar un estudio basado en encuestas domiciliarias en los barrios donde se había presentado el mayor número de nuevos casos de tuberculosis durante el último año, para lo cual elaboraron un breve cuestionario estructurado que debía ser aplicado en 160 hogares seleccionados aleatoriamente en tres barrios de aquella ciudad.
Como tenían planeado publicar los resultados del estudio en una revista médica, el médico y el sociólogo acordaron que este último redactaría el manuscrito y sería el primer autor, mientras que el médico ocuparía la última ubicación como autor senior, independientemente de si integraban o no a más colaboradores al estudio.
Llegado el momento de recolectar los datos, los investigadores solicitaron a la institución que contrate a una persona para aplicar el cuestionario en los lugares previamente seleccionados. Se contrató entonces a una trabajadora social, quien visitó los domicilios de acuerdo a una lista de direcciones, completó el trabajo de campo en dos meses, y luego fue contratada nuevamente para digitar la información en una base de datos (diseñada por el sociólogo), labor que realizó durante dos semanas adicionales.
Para el análisis de la información, los investigadores convocaron a un especialista en Estadística, miembro de otra institución, quien revisó el protocolo del estudio y el plan de análisis, y recomendó algunos cambios y la inclusión de nuevos procedimientos para mejorar el análisis de los datos. Las sugerencias fueron aceptadas. El Estadístico procedió entonces a realizar el análisis, y entregó los resultados en el plazo de una semana.
Durante el proceso de redacción del manuscrito, el sociólogo le propuso al médico incluir al Estadístico como segundo autor del trabajo en reconocimiento de su contribución en el análisis. Los tres estuvieron de acuerdo y, llegado el momento, tuvieron ocasión de revisar y aprobar la última versión del manuscrito, antes de someterlo a una revista local para su evaluación y publicación.
Luego de unos meses, el trabajo apareció publicado en aquella revista. Cuando se divulgó al interior de la institución, la trabajadora social, que continuaba trabajando allí para otros proyectos, manifestó su disconformidad por no haber sido incluida entre los autores. Si bien su nombre aparecía mencionado en la sección de “agradecimientos” del artículo, ella consideraba que su aporte ameritaba el reconocimiento de una autoría, dado el trabajo y el tiempo que había dedicado al proyecto, y al hecho de haber recolectado ella todos los datos del estudio. Y la situación le parecía aún más “injusta” debido a que el analista sí había sido incluido entre los autores, cuando él había participado en el proyecto por un tiempo mucho más corto.
*Caso ficticio
De Acuerdo a lo Aprendido en este Módulo sobre Autoría Responsable, ¿Cuál de las siguientes afirmaciones representa mejor lo que vemos en este caso?
- La trabajadora social debió ser considerada entre los autores del manuscrito por su aporte en el trabajo de campo y la administración de datos.
INCORRECTO Si bien es cierto que la trabajadora social contribuyó al proyecto realizando la recolección y digitación de datos durante dos meses y medio, estas tareas no implicaron un aporte intelectual sustancial. Recordemos que se le encargó aplicar un cuestionario estructurado (con preguntas preestablecidas) en lugares previamente seleccionados, e ingresar luego la información a una base de datos diseñada por el sociólogo. Es decir, realizó una serie de tareas operativas estandarizadas y repetitivas. Por otro lado, tampoco participó en la elaboración, revisión o aprobación del manuscrito. Como vemos, no reunía los tres requisitos señalados en el módulo como necesarios para considerar una autoría: (1) haber realizado una contribución intelectual sustancial al estudio; (2) haber aportado en la concepción o el diseño del estudio, en la recolección, análisis o interpretación de los datos, o en el desarrollo de la publicación, preparando el manuscrito y/o revisándolo críticamente; y (3) haber dado su aprobación a la versión final del manuscrito. - La trabajadora social no reunía los requisitos para ser incluida entre los autores.
CORRECTO Para que una persona sea considerada entre los autores de un trabajo, debe reunir necesariamente tres requisitos: (1) haber realizado una contribución intelectual sustancial al estudio; (2) haber aportado en la concepción o el diseño del estudio, en la recolección, análisis o interpretación de los datos, o en el desarrollo de la publicación, preparando el manuscrito y/o revisándolo críticamente; y (3) haber dado su aprobación a la versión final del manuscrito. En el caso presentado, la trabajadora social participó en la recolección y el manejo de datos, pero su aporte no constituyó una contribución intelectual (ya que realizó tareas estandarizadas y repetitivas), ni intervino en la preparación, revisión o aprobación del manuscrito. Por lo tanto, no reunía los requisitos para ser incluida entre los autores. - La contribución de la trabajadora social fue mayor a la del analista.
INCORRECTO Las contribuciones de la trabajadora social y las del analista fueron de dos tipos diferentes. Si bien ella colaboró durante un tiempo mayor (dos meses y medio) en una labor que implicó una mayor carga de trabajo, esto no representó una contribución intelectual, pues realizó tareas operativas estandarizadas y repetitivas. El aporte del analista, en cambio, sí fue de carácter intelectual, ya que propuso cambios en el tratamiento de los datos y nuevos procedimientos de análisis; y además, revisó y aprobó la versión final del manuscrito. En ese sentido, en relación con la autoría y la publicación, no cabe comparar las contribuciones de ambos en términos de “mayor” o “menor”, siendo que se trata de diferentes tipos de aporte: operativo en un caso, e intelectual en el otro.